miércoles, 10 de julio de 2013

martes, 9 de julio de 2013

Editorial

Un año de compartir experiencias


En los números anteriores trabajamos
el concepto de integralidad
entre las funciones de la
Universidad latinoamericana
( docencia, investigación y extensión)
como acto educativo a
desarrollar y fortalecer en
nuestra región. En este año que
lleva esta publicación y después
de visitar treinta y siete universidades
de ocho países y relacionarnos
con cien universidades
públicas de diecisiete países por
medio de nuestra revista publicándoles
notas o enviándoles los
ejemplares estamos convencidos
de que es necesario pensarnos
como un conjunto de instituciones
inteligentes y de anticipación
teórica con una matriz
cultural e histórica más común
de lo que pensamos.
Es hora de enfrentar el desafío
de promover un nuevo pensamiento
universitario para las
universidades públicas entre
todos haciendo uso de la autonomía
que tanto predicamos al
momento de ver avasallados
nuestros derechos de estudiar
en forma libre, pública y
gratuita.
No podemos quedarnos
esperando que nos indiquen
que hacer o esperar que
alguna agencia de cooperación
no bien interesada nos
quiera marcar las políticas a
aplicar.
El derecho de los latinoamericanos
a gozar de una educación
de excelencia esta en
nuestras manos, no debemos
esperar a que nadie nos
marque el rumbo.
Es nuestra hora y nuestra
responsabilidad como universitarios
trabajar en pos
de la patria grande de la que
tantas veces hablamos y
hasta ahora poco honramos
con trabajos validos y relevantes.
El equipo editor

Nunca más

Cuando pensábamos que nunca más
llegaríamos a escribir una editorial sobre el
tema, la intolerancia y la sinrazón nuevamente
nos sorprenden con un hecho que pertenece a
otro siglo y a otras matrices de pensamiento que
poco tienen que ver con la construcción del
sentido común del que predicamos en las
universidades.
Hace un mes desde esta misma publicación
hacíamos mención a una marcha de los
estudiantes de la Universidad de Playa Ancha,
miembro de AUGM, que junto a estudiantes
universitarios de otros establecimiento
marchaban por las calles de Valparaiso en
reclamo de una universidad libre, pública y
gratuita; en esa nota pedíamos que se los
escuchara ya que sus reclamos están a la altura
de lo que nuestra Latinoamérica necesita.
Pero, lamentablemente, otra vez el legítimo

sábado, 15 de junio de 2013

Es la hora del cambio

En tiempos de cambios en las estructuras políticas, económicas y sociales que están sucediendo a nivel mundial, o como prefiere decir un presidente Latinoamericano, cambio de tiempos, no se puede dudar que las asociaciones regionales, más allá de las gubernamentales, son el camino indicado para el desarrollo sustentable con inclusión social, entendiendo a todos los componentes de las instituciones como actores que se asocian y no que compiten.
En ese marco de trasformaciones territoriales, el MERCOSUR, UNASUR y CELAC despiertan esperanzas a nivel de relaciones bilaterales entre los gobiernos, entre quienes pensamos que las universidades públicas tiene un papel fundamental en la concreción de esa transformación.
Es en este contexto actual que la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo se convirtió en la Red por excelencia en lo que al mundo universitario se refiere en Latinoamérica. Red con una actividad permanente durante las dos últimas décadas, en las que fue creciendo en número de miembros y actividades, como así también en los Comités Académicos, Núcleos Disciplinares y las recientemente creadas Comisiones Permanentes; seria injusto dejar de lado los Seminarios Permanentes y los programas como el Escala que se lleva adelante con gran éxito tanto entre los alumnos como entre los profeso-res.
Es en nuestra Latinoamérica en donde no podemos hablar de Educación Superior y considerar que estamos hablando de un desarrollo homogéneo para to-das las Casas de Altos Estudios, ni siquiera podríamos sostenerlo dentro de un país, y tampoco podemos hablar de igualdad de oportunidades para todos los que pretenden participar del cambio continental y a nuestro humilde entender son estas asociaciones o redes las que permiten trabajar en un plano de igual-dad en proyectos junto a universidades de diferentes características, creando un real estado de excelencia académica en la región.
Para la CEPAL nuestro continente es el más desigual del mundo, aunque no el más pobre, para reducir esta brecha nos proponen trabajar más en: mayor innovación, mayor ciencia y tecnología, para lograr mayor empleo productivo y empleo con derecho. (http://www.youtube.com/watch?v=hndh6-24klI)
Estos son líneas de acción en donde las universidades públicas pueden trabajar en función de multiplicidad de beneficios recíprocos entre la universidad y la sociedad, entendiéndose a la universidad como parte de la sociedad toda y no solo con aquellos que forman parte de la comunidad universitaria.
En este sentido se debe tener en cuenta que el desarrollo sustentable y la anticipación teórica son los ejes centrales de estas políticas.
No puede la educación superior bajar prácticas al territorio y luego retirarse sin antes no dejar los dispositivos necesarios para que esas prácticas se sostengan en el tiempo, del mismo modo cuando hacemos referencia a la anticipación teórica pretendemos que en nuestra región dejemos de correr detrás de las problemáticas coyunturales y podamos trabajar en prevención o antelación con la utilización de las herramientas propias del mundo académico (investigación y extensión), y en este aspecto el trabajo en red nos aporta experiencias sobre el abordaje de otras universidades en otros territorios sobre similares problemáticas.
Podemos detectar elementos en común en todas las universidades públicas como por ejemplo, entender la educación como herramienta para el cambio, el cuidado del medio ambiente como fuente de riqueza de la región, la reducción de las brechas económicas y educativas, el acceso pleno al mundo de la información y la noción como productor y no solo como consumidor de información, el acompañamiento a la producción de conciencia critica, la incorporación del valor agregado a las materias primas, el acompañamiento en el cumplimiento de los derechos en todas sus áreas, la difusión, enseñanza, acompañamiento y monitoreo del cumplimiento de las nuevas formas de producción y el trabajo permanente con sectores vulnerables. Estamos hablando de mejorar la calidad de vida de todos los latinoamericanos y que la cultura científica se incorpore como herramienta de transformación al alcance de to-dos.
Para acompañar estos desarrollos incipientes y mantenerlos en el tiempo una de las tantas formas en la que los que componemos parte de la comunidad de las universidades podemos colaborar es en la formación de alumnos y jóvenes graduados en el campo de la extensión.
Hablamos de Extensión Universitaria como la función por excelencia para relacionar la comunidad universitaria con el resto de la sociedad.
Sabemos que cada Casa de Altos Estudios desarrolla diferentes especificidades y que están marcadas por su origen e identidad, que en su mayoría se dedicaron a la docencia y a la investigación como elemento fundante y por la necesidad de formar ciudadanos con capacidades profesionales y volumen de material propio de contexto (investigación) que aportara al estado de situación de la región donde se encontraba ubicada, dejando de lado la relación con el resto de la comunidad, la extensión.
En este camino son las universidades públicas brasileras, uruguayas y argentinas las que pugnan por darle a la extensión un rango de igualdad con la enseñanza y la investigación al considerar a las Pro Rectorías o Secretarias, integradas con las otras dos funciones e incluidas en sus estatutos.
En estos tres países se les considera desde el renglón presupuestario, la gratuidad en el desarrollo de actividades, el trabajo con los sectores vulnerables de la sociedad, su incorporación curricular, el desarrollo sustentable y la interacción entre la universidad y el resto de la sociedad.
El resto se encuentra en un proceso de jerarquización de la función en donde las universidades paraguayas que integran AUGM llevan un mayor desarrollo en donde la falta de presupuesto y visibilidad son el impedimento más grande, ya que cuentan con profesionales altamente capacitados y la temática que desarrollan es similar a las universidades de los tres países antes mencionados.
El caso del sistema chileno es particular y de amplio conocimiento dentro de nuestro ámbito, la función cumple un rol cultural y artístico muy parecido al contexto general del resto de las universidades públicas de la región a principios de los ´90, contemporánea a la creación de AUGM que pugna por el cambio de ese modelo endogámico en donde las universidades prestaban un servi-cio artístico-cultural para su comunidad, la universitaria. Aunque nobleza obliga, debemos destacar que algunas universidades ya comenzaron con esta transformación.
Un caso paradójico, tal ves por lo poco conocido, es el de las universidades bolivianas en donde la extensión esta asociada a la descentralización de las actividades académicas, la referencia a lo paradójico se basa en datos estadísticos oficiales sobre el acceso, permanencia y egreso de las universidades públicas.
Cabe aclarar que la problemática sobre el acceso a la educación superior pública se da en mayor o menor medida en todos los países y es una de las acciones de prioridad a tratar por los extensionistas.
Estamos atravesando un tiempo en donde están dadas todas las condiciones para que las universidades públicas trabajen junto a sus pueblos en comenzar el camino de la transformación hacia la igualdad y el desarrollo.
“Ver después no vale, lo que vale es ver antes y estar preparados”
José Martí